REVOLCÁNDOSE
Descargar
en pdf
En los últimos días, una joven ha publicado un penoso vídeo en cierta red social en el que, disfrazada con careta de “cerdo”, esparce cieno por el suelo, y comienza a revolcarse, mientras mira a la cámara, esperando conseguir un alto número de visualizaciones entre los internautas.
Efectivamente, el vídeo se ha hecho popular, o “viral”, como se le suele llamar ahora, y la chica parece haber obtenido con ello la popularidad deseada.
Sin saberlo, la chica ha ofrecido al público una imagen bastante reveladora de algo que la Biblia describe en la 2ª Epístola de Pedro, capítulo 2:
20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.
21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.
22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.
En este pasaje se hace referencia a aquellas personas que tuvieron algún contacto con las Escrituras, o con una iglesia bíblica, pero que, tras un tiempo en que su rumbo se vio corregido, abandonaron aquel camino, volviendo a su estado de perdición, el cual, según dijo Jesucristo, viene a ser peor que el primero.
Aunque vivamos en un país de tradición católica, no todo el mundo ha sido expuesto a la verdad bíblica. Muchas personas en España, aunque saben que Jesucristo murió en la cruz, no saben con qué propósito, ni lo que Él nos ofrece, según las Escrituras.
Dios dice en la Biblia que Cristo vino al mundo a salvar a los pecadores. Pero, ¿salvarnos de qué?
Pues, principalmente, de dos peligros. El primero, y de más repercusión, de una condenación eterna en el infierno por nuestros pecados. En efecto, todos somos pecadores, y culpables ante Dios de una vida ajena a Él, y de un corazón que desprecia a Dios y todo lo que a Él le agrada.
Pero también de un segundo peligro, y es algo que vemos representado en este vídeo: una vida desgraciada revolcándonos en el pecado. Aquellos que no conocen las Escrituras no pueden imaginar cuán sucios, miserables y ridículos somos vistos los pecadores por el Dios de todo lo justo, bueno y agradable. Es decir, vino a salvarnos de nosotros mismos, y de lo que nuestro pecado puede llegar a desarrollar.
La escena ofrecida por esta joven revolcándose en el cieno es la viva imagen de los pecadores, envueltos en odio, envidia, inmoralidad, orgullo, maldad, guerras, etc., que, además, llegan a alardear y exhibir su vergüenza esperando ser aplaudidos por otros, ávidos de cualquier novedad o imagen impactante por ridícula o repugnante que sea.
Pero el Dios Creador puede también actuar en la vida de cada ser humano, transformando la naturaleza de un perro o un cerdo en la de una oveja, o un hijo de Dios.
Con respecto a la suciedad del pecado, la Biblia habla en estos términos acerca de los que ya han sido salvados:
"Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios." 1ª Corintios 6: 11
Y, en otro pasaje, el apóstol Juan escribe:
"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;" Juan 1: 12
Ahora estás a tiempo de ser perdonado por la gracia de Dios. Cristo murió por tus pecados, y resucitó al tercer día. Todo aquel que se arrepiente de sus pecados, reconociendo su situación perdida y miserable ante Dios, y cree en Jesucristo de corazón como su único Salvador, recibe el perdón de sus pecados, es hecho hijo de Dios, y lavado en la sangre de Cristo.
Por muy buen ciudadano o buena persona que te consideres, el pecador no arrepentido es visto a los ojos de Dios como la imagen desagradable de un animal envuelto en su miseria, con sus consecuencias temporales y eternas.
Por favor, arrepiéntete de tus pecados y cree en Cristo, y recibe la salvación que Él te ofrece.