Se trata de una característica de muchos diseños creados por el hombre (máquinas, estructuras, construcciones...), que se inspiran en diseños que la naturaleza y los animales muestran.
Podemos ver entre ellos el diseño del tren bala japonés, o el diseño del tan común “velcro”, cuyos diseñadores o creadores se inspiraron en modelos tomados de la naturaleza.
Es que, incluso el famoso biólogo evolucionista y ateo Richard Dawkins escribió en uno de sus libros, “La biología es el estudio de las cosas complejas que dan la impresión de haber sido diseñadas con un fin.” Es decir, este hombre, que niega cualquier posibilidad de que exista un Dios y hace campaña frecuentemente contra ello, reconoce claramente que en la naturaleza existen organismos, estructuras, patrones que “dan la impresión de haber sido diseñadas con un fin”.
Efectivamente, en la naturaleza a menudo podemos encontrar creaciones y diseños ingeniosos que nos asombran por su eficiencia, y que provocan en nosotros, cuando menos, admiración, e incluso, el deseo de investigar o imitarlos.
En la Palabra de Dios, el salmo 104, versículo 24 dice así: “¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios.”
Y, realmente, pocas personas podrá haber que no se asombren ante la belleza, majestuosidad y maravilla de la Creación, independientemente de su fe o ideas trascendentales.
Y es curioso que, viendo las maravillas en la naturaleza, algunos quieran negar la existencia de un Dios Creador, que sería la conclusión más lógica.
Pero es que, en el fondo, todos sabemos que, si existe un Dios Creador, un gran diseñador que lo ha creado todo con un propósito, entonces también ese Dios tiene algo que ver con mi vida. Puesto que es también el Creador del ser humano, tiene también un diseño y un propósito para mi vida. Y esto quizá puede molestar a muchas personas.
La Biblia dice que, efectivamente, Dios creó al ser humano, pero este decidió dar la espalda a su Dios y Creador y vivir a su arbitrio. La Palabra de Dios llama a esto “pecado”, y todos hemos nacido con esa semilla del pecado en nosotros, y la hemos venido germinando y desarrollando a lo largo de nuestras vidas.
Dios no nos diseñó y creó para que viviéramos haciendo el mal y en pecado, pero el hombre rechazó vivir según los patrones que Dios marca. El libro de Romanos dice: “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen.” Es decir, sabiendo que existe un Dios, con Su plan y diseño, el hombre decidió dar la espalda a ese Dios, lo cual nos trae consecuencias inmediatas y eternas.
Si seguimos rechazando a Dios y lo que Él nos ofrece, al morir, dice la Biblia, deberemos ser castigados por toda la eternidad, en un lugar, el infierno, preparado originalmente para Satanás y sus ángeles. Y es que vivir toda una vida fuera del diseño de Dios e ignorando Su Amor y Gracia, nos pone en una situación contraria e irremediable ante Dios, que no sólo es Creador, sino que también juzgará a Su Creación.
Pero Dios no es ni mucho menos un juez sin corazón, ni tampoco un Dios cruel. Él mandó a Su Hijo Jesucristo a este mundo para salvar a los pecadores. Cristo murió en una cruz hace unos 2000 años, recibiendo el castigo en nuestro lugar, y resucitó al tercer día, demostrando que Su Obra de Salvación estaba completa para todos nosotros.
Es decir, hay algo en lo que muchas personas nos maravillamos aún más que viendo la propia Creación de Dios, y es viendo cómo Dios nos amó y preparó un plan glorioso de salvación para nosotros, pecadores, un plan que incluía la muerte y resurrección de Su Hijo Jesucristo, “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3: 15).
Ahora, por favor, quiero pedirte de corazón que consideres estas líneas, que prestes atención al Evangelio (la buena noticia) de Jesucristo. Él te ofrece perdón de pecados y vida eterna, es decir, ser rescatados de ese destino fatal (el infierno) después de esta vida, y recibir la Salvación, la seguridad de saber que pasarás con Él la eternidad en el Cielo.
Si te sorprenden las maravillas de esta naturaleza, ¿cuánto más te podrán sorprender las maravillas que Dios prepara para los que creen en Él, allí junto a Su Presencia?
Por favor, acepta a Jesucristo, arrepintiéndote de tus pecados, y cree en Él de corazón, y recibe la Salvación que Dios te ofrece.
“Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.” 1ª Corintios 2: 9.